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[Parte 1] 2022: Un año de inflexión - Proyectos, sucesos de la vida y un gracias


¿Por dónde empezar? Los inicios siempre son difíciles. El año pasado dije lo mismo, y lo comprobé hace unos instantes mientras pensaba “¿quién más dijo esta frase y por qué no puedo recordarlo?”. Resulta ser que era yo misma en el video de cierre del 2021 que hice para mi canal de Youtube.


Hay muchas preguntas que sirven de puntapié pero también me he dado cuenta que escribir lo primero que viene a la mente es otra gran manera de dar comienzo y forma a lo que se quiere expresar. Al principio, el nivel de filtro de lo que se escribe es bajo, y luego a medida que voy a escribiendo t-o-d-o lo que pienso, voy volviendo sobre mis pasos y removiendo lo que me parece que está demás. De hecho, si me estás leyendo ahora muchas de las cosas que haya plasmado acá ya no estén presentes porque no las he encontrado necesarias para expresar lo que quiero contarte. 


Entonces, la pregunta es ¿qué quiero contarte? Bueno… para empezar que estamos en diciembre del 2022 y que quiero compartirte un resumen de este año: proyectos de Nushu, sucesos de la vida, un dar las gracias, proyectos que vendrán a futuro.

Pienso que es bueno cerrar y abrir ciclos. Siempre me recuerdo a mi misma que los ciclos son necesarios y que van de la mano con la vida misma: la rotación de la tierra, la luna, las estaciones, mi cuerpo de mujer, los cambios de estado de ánimo. Todo esto también lo dije el año pasado, la cuestión es que mantengo el mismo pensar.


(Vista al cerro Piltriquitrón desde la Pasarela del Río Azul - Lago Puelo)


Si no existiesen ciclos, todo sería monótono, un sinsentido de repetición. ¿Te imaginás? Día soleado, noche despejada con estrellas ó lluvias constantes, todo el año 20 grados, flores siempre abiertas ó cerradas, perros siempre ladrando y aves cantando, ó el silencio total. Como dicen esos libros que hacían antes: Elige tu propia aventura, solo que la aventura no es elegible y es la misma día tras día.

Entonces pienso que la única rutina de la vida es la de los ciclos: cuatro estaciones que se van, otras cuatro que vienen y así, mientras la luna también juega su papel. De esta forma enmarcamos el mundo y el mundo nos enmarca a nosotras/os. 

También así enmarco lo que escribo a continuación: verano, otoño, invierno y primavera.




El verano del 2022 fue como ningún otro: Lago Puelo me recibía por segunda vez pero en esta ocasión no había ticket de regreso a Buenos Aires. Por un lado, seis cajas que llevaban mis pocas pero más preciadas posesiones: ropa, recuerdos y todos mis materiales de trabajo tejeríl, eran enviados por correo. Y por el otro yo misma enviándome en avión hasta la casita prometida que, durante el resto del año, se convertiría en mi hogar. Algunos de mis muebles quedarían en el olvido y otros en la ciudad hasta que hubiese una nueva oportunidad de enviarlos.


Recién llegada, con mi habitación casi vacía y un colchón prestado por unas noches, casi inmediatamente me puse a trabajar: ubicar textiles en espacios de artesanías, participar de ferias, seguir tejiendo y comenzar a trabajar en futuros proyectos de aprendizaje de tejido. Fue en enero que comencé a desarrollar el gran ebook de guardas Krokbragd aunque lo cierto es que pasarían meses hasta estar publicado. 


(Un día de feria en El Bolsón)


Fueron momentos intensos de trabajo, descanso y adaptación. Entre tejer un tapiz, relajarme en el río, días de ferias, enfermarme, buscar una cama y escritorio, volver a vivir con otra persona, adaptarme a ver perros sueltos en la calle y ruta, gatitos que se aparecen en casa, actualizar mi dirección en todos lados, seguir tejiendo, recolectar nueces, repreguntarme todos los días “¿estoy realmente acá?”, cocinarme comida ricas y caseras, más tejido. Y así se fue el verano.





El otoño se hizo notar tan pronto comenzó marzo y el frio tempranero avisaba que podría ser un invierno largo, intenso y oscuro, más que el anterior.

Estando un poco más acomodada en la casita y habiendo desempolvado las mantas que había mudado conmigo, me metí de lleno en los proyectos de la técnica de tejido escandinava Krokbragd. El año anterior ya había diseñado varios patrones pero esta vez quería hacer algo más grande, más completo, más lúdico. Y entonces, para fines de marzo nació el ebook edición frutal de 12 guardas para combinar más 3 proyectos de tejidos Krokbragd, y encima en dos idiomas. ¿Qué tal, eh? ¡Mi primer libro digital!… no lo podía creer.

Este recurso de aprendizaje serviría de marco para diseñar el gran ebook que vendría tiempo después.


Al llegar abril pasé por la experiencia de un evento totalmente nuevo: veía caer nieve del cielo por primera vez en mi vida. ¿Vos creés que pude trabajar algo ese día? 

Estaba completamente anonadada y me recordó que muchas de las cosas por las cuales nos preocupamos no son realmente importantes. Creo que tiene ese efecto prestarle atención a los eventos naturales, desde los más pequeños hasta los más grandes. 


Por ejemplo, si estoy en un bosque sola, me pasa algo similar. A veces llego un poco estresada o acelerada, y entonces los arboles, el silencio, las aves, los insectos entre tanto tienen su rutina diaria me ponen los pies en la tierra: literal. 

Casi por completo deja de importar lo que me preocupa, lo que me da miedo, ó me enoja. Y se hace claro que todo eso, al menos para mi, sólo existe en gran parte a nivel social. Al resto de los y las seres vivas y también de las desanimadas, les pasa de largo. 

Entonces eso: vino una primer nevada en abril. 

Continué tejiendo, recolecté hongos de pino, me dediqué a sacar fotos en mis paseos, y fui a unas últimas ferias.



Si la vida se sentía intensa, para la llegada de mitad de año, valga la redundancia, la intensidad se intensificó.

Fui a cuidar la casa de una amiga por un mes, con perro y gatita enferma incluidas. 

Fueron semanas difíciles de ir malabareando los cuidados de la gata, de ir a la veterinaria varias veces por semana, de sentir necesidad de anhelar estar rodeada de mis cosas, con la preocupación de no saber cómo cubriría los gastos de la casa que ahora quedaba solo para mi, y aún así desarrollando dos proyectos que eran de suma importancia para mi emprendimiento y que requerían de bastante constancia y horas de “culo-puesto-en-la-silla” para poder avanzar y terminar.

Estos dos grandes proyectos eran publicar el gran ebook y dar talleres presenciales.

Y así, llega el otoño a su fin, y se da paso al invierno.




Julio… qué mes de altibajos. De alegrías pero también de tristezas. Día gris, tras gris, tras gris. Mucha lluvia y dos nevadas: la primera, pequeña y disfrutable que le precedió a otra más grande, también disfrutable pero que terminó por tirar innumerables ramas y arboles. En esta segunda nevada también se me rompió un poco el corazón: la gatita de mi amiga con la que tanto me había encariñado, esa que había llevado a la vete, a la que tantos cuidados le habíamos dado tristemente no aguantó. Hoy solo pienso que su retorno a la tierra traiga más vida y le agradezco por existir, que su mera presencia gatuna haya mejorado nuestros días con su gran adorabilidad.


Pasarían casi veinte días hasta que la nieve se derritiese por completo. Luego, me enteraba de que en la región no se experimentaba una nevada

así desde hacía muchísimos años. Qué recibimiento el de este invierno.


(La mañana siguiente a la gran nevada)


Este mismo mes, volvía a casa a vivir sola y se comenzaba a gestar la idea de que mamá y animales se muden acá.

También fue EL mes, así en mayúsculas, en el que daba por primera vez dos talleres presenciales, ¡otro proyecto pendiente de hacía rato que finalmente se concretaba!, y sobretodo de miedos que se superaban.




Amé estar en persona, cara a cara con otras mujeres, ver los tapices listos para colgar al finalizar los talleres, fue un momento de gran satisfacción. Adoro tejer, y ahora… enseñar.


En simultáneo, un puchito de mis mañanas se las dedicaba a continuar diseñando el ebook. Pasaban días y días, luego semanas, hasta que un día de agosto, después de tener todas las guardas que conformarían el libro, más el diseño, la edición, las revisiones de ortografía, las traducciones de español al inglés, entre otros tantos detalles que formaron parte en su desarrollo, finalmente lo publiqué… ¡Aleluya!



Te imaginarás el nivel de expectativas que tiene una cuando un proyecto ve la luz del día luego de haber trabajado en él durante tantos meses. Los nervios de si a las personas les gustará, si se venderá, si lo entenderán, si…¿me lo copiarán? (espero que no).

¿Querés saber cómo me fue hasta ahora? La verdad es que superó en todo sentido mis expectativas. La respuesta que tuvieron al ebook fue sorprendente, gratificante. No es sólo, aunque muy significativo, el hecho de que me lo empezaron a comprar en diferentes partes del mundo (¡el mundo!) si no que comenzaron a compartirme sus reseñas super positivas sobre el libro y además, a enviarme fotos de los textiles que hacían con las guardas de este ebook y de otros recursos de aprendizaje de la técnica Krokbragd.


(Una de las guardas que se incluyen en el ebook)


Este fue sin dudas mi más grande logro y alegría relacionado a Nushu. Cuando a veces digo que “tejer nos conecta” a esto es a lo que me refiero: ustedes abriéndose conmigo u otras, mostrando sus logros tejeriles aún cuando varias me han expresado “no me gusta Dani, pero igual te lo quiero mostrar porque es el primero que hago y estoy contenta de que me hice el tiempo de sentarme y aprender algo nuevo”.


(Algunos de los textiles y mensajes de ustedes en Instagram)


Estos mensajes de amor son la cosa más tierna y siento, sobretodo, plena admiración por quienes se abren con una persona puntual sin siquiera conocerla y le dicen “escuchame, te admiro por tal y tal cosa”, “me ayudaste con tal otra”… porque yo quisiera ser más así también, o tal vez lo soy y no me doy cuenta. De verdad, infinitas gracias.


Tanto trabajo merece descanso así sea que el proyecto funcione o no y yo, ciertamente, sí que necesitaba tomar un respiro. Y fue así que inicié el proceso de desaceleración del que luego me daría cuenta que no iba a durar por mucho tiempo: los días eran de tejido en la cama mirando series y pelis, de ir a atender el local de artesanías en el que participo, de preparar poco a poco los adornos para estas fiestas. 

Me gusta llegar a la época de fiestas tranquila, con tiempo, no me gusta dejar las cosas a último momento. Además, sabía que muy pronto probablemente habrían cambios drásticos en casa porque había algunas decisiones en espera, a punto de definirse. Y al final, estaba en lo correcto. 


Continuá leyendo la segunda parte en mi blog para enterarte cómo sigue la primavera, futuro proyectos y expresarte mis más profundas gracias.



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